Unos años después de casarse con su marido Toru, Yuko, que todavía no puede acercarse a su yerno Manabu, decide aprovechar las vacaciones de verano de Toru este año para regresar a su ciudad natal. Sin embargo, para Yuko, que estaba acostumbrada a la vida en la ciudad, vivir en una sola casa de madera sin aire acondicionado era inimaginablemente caluroso.